Los préstamos hipotecarios siempre suponen un compromiso más pesado y duradero de lo que quisiéramos. Para evitar frustraciones es importante analizar muy bien nuestra situación financiera antes de convertir la idea en una decisión definitiva; y no solo enfocándonos en el presente inmediato, sino también en el futuro a largo plazo.
Al hacer estos análisis debemos incorporar la estimación de las cuotas mensuales que pagaríamos y el plazo por el que se extendería el compromiso. Para obtener esta información, toca responder una pregunta clave: ¿nos conviene más tomar un préstamo que incluya altas cuotas y reducido plazo o es mejor idea optar por cuotas más reducidas y plazos más largos?Cada caso puede ser particular. A continuación citamos algunos de los factores que debemos considerar para responder:
A mayor plazo, mayor costo
Este aspecto es básico: a mayor plazo o vida del préstamo, mayor será el tiempo que permanecerás pagando intereses. Dicho de otra forma, mayor será el costo que pagarás por el dinero prestado. ¿Qué tan importante puede ser la diferencia? Citamos un ejemplo simple: María toma un préstamo hipotecario de 2.5 millones a 30 años, a una tasa que promedia el 12% anual. Alba toma el préstamo por el mismo monto y a la misma tasa, pero a un plazo de solo 15 años. En 30 años, al saldar el préstamo, María habrá pagado más de 6.7 millones solo por concepto de intereses (sin incluir el capital); mientras Alba, en los 15 años de su crédito, habrá pagado solo 2.9 millones en intereses.
A esto se suma otro dato interesante: al fin de cuentas, las cuotas mensuales ni siquiera presentan una diferencia tan significativa como muchos pudieran esperar. Las de María, con su préstamo a 30 años, serían de 25,715 pesos. Las de Alba, a lo largo de los 15 años de vida de su préstamo, serían de 30,000 pesos.
La cuota debe ser a tu medida
Como vemos, desde el punto de vista de los costos del crédito, lo ideal es asumir plazos cortos. Pero OJO: La cuota tiene que ser razonable, debe resultar llevadera a largo plazo. No podemos ignorar que operamos bajo el régimen de nuestro bolsillo, y no siempre es tan flexible como quisiéramos. Algunos expertos en finanzas recomiendan que el monto destinado al pago mensual de deudas (incluyendo la hipotecaria) no supere el 30% de nuestros ingresos; pero lo cierto es que esto va a depender de cada realidad. Ojalá que no tengas que llegar a comprometer tanto.
A mayor inicial, mejor
Una forma de reducir tanto la cuota como el tiempo de vida del préstamo es acumulando un inicial robusto. Un banco te puede ofrecer financiar el 90% del precio de tu vivienda, pero puedes ahorrar suficiente como para requerir un porcentaje mucho menor. Esto implica endeudarse por menor plazo, menores cuotas y menor costo por concepto de intereses. Además, tendrás menor probabilidad de caer en incumplimiento y manchar tu historial crediticio, o peor aún, de perder tu vivienda.
También reduces incertidumbre
Muy posiblemente el costo del dinero va a cambiar durante la vida de tu préstamo, generando más incertidumbre si este es a mayor plazo. Mientras más cercano sea tu horizonte, más precisas deben ser las proyecciones y menores los riesgos que asumes.