Un presupuesto es una herramienta de control de ingresos y gastos necesaria para organizar las finanzas de los hogares o las empresas. En teoría, es fácil elaborarlo, pero con frecuencia cometemos errores durante el proceso que pueden llegar a generarnos frustración. Para evitar estas faltas, los expertos en finanzas recomiendan hacer ejercicios de preparación previamente.
¿En qué consisten? Se trata de un diagnóstico, es decir, un levantamiento de información que nos permitirá tener una idea clara de cuál es nuestra situación financiera actual, dígase, en qué pie estamos parados. Esto nos permitirá saber en cuáles gastos hay que aplicar cambios o correcciones, cuáles renglones del presupuesto serán prioritarios y cuáles serán los más grandes.
Para tener el diagnóstico basta con organizar la información clave sobre nuestros ingresos y gastos, a partir de un ejercicio de observación. La parte de los ingresos suele estar más clara, pero la de los gastos requiere de más tiempo. No se trata de sentarse a suponer cuánto dinero destinamos a cada cosa, sino de observar, rigurosamente, cuánto vamos destinando a cada renglón durante un tiempo prudente. En algunos casos, el ejercicio puede llegar a tomarnos varios meses.
Aquí te compartimos una guía de las preguntas básicas que necesariamente debes hacerte, y responder con la mayor sinceridad posible, antes de concretar tu presupuesto.
¿Cuánto ingresas?
Es fácil tener registro de los ingresos fijos mensuales. También debemos incorporar al presupuesto los ingresos no cotidianos, siempre que tengamos certeza de que van a producirse. Por ejemplo, el salario extra de Navidad o las bonificaciones tradicionales en tu empresa. Lo mismo con los gastos que sabes que se aproximan, aunque sean esporádicos, como el pago del seguro de tu vehículo, cambio de neumáticos, etc.
¿En qué gastas?
Aquí debes registrar todos los campos en que tienes gastos. Alimentación, servicios del hogar (electricidad, agua, mantenimiento, telecomunicaciones…), educación, salud, transporte, ahorro, inversiones, belleza, obras de caridad, ocio y hasta los imprevistos, entre otros renglones que irán apareciendo en la medida en que observas y registras tus gastos cotidianos.
En este punto es importante subrayar dos cosas:
La primera es sobre el ahorro. El ahorro no es el cuadrito de la hoja de Excel al que va lo que sobre después de hacer todos los gastos posibles. Es un renglón al que debes destinar un monto fijo, rigurosamente, porque funge como el seguro de vida de tu presupuesto. Ante cualquier eventualidad no presupuestada, debes contar con un fondo de emergencia, y para el cumplimiento de algunas metas de consumo o inversión, también será necesario un ahorro creado exclusivamente para estos fines.
En segundo lugar, precisar que muchas veces nos equivocamos al nombrar los imprevistos, incluyendo en este campo gastos completamente previsibles, como cambiar neumáticos, el doble sueldo de la trabajadora doméstica, etc.
¿Cuánto gastas?
También debes ir anotando cuánto gastas en cada renglón, esto te ayudará a identificar aspectos de tus finanzas que puedes mejorar y que pueden ser incorporados como metas en el presupuesto que elaborarás.
¿A cuánto ascienden tus gastos discrecionales?
Independientemente del renglón en que se encuentren, es recomendable tener una idea del monto global de tus gastos discrecionales, es decir, aquellos que pueden ser perfectamente prescindibles. Con esta información podrás saber cuál es tu margen para reducir costos, en caso de que tus gastos superen a tus ingresos o no te permitan destinar una proporción de ellos al ahorro.
¿Cuánto destinas al pago de deudas?
El porcentaje de tus ingresos que destinas al pago de deudas es un buen indicador de tu salud financiera. ¿Pasa del 30%? Es probable que tengas razones para preocuparte y fijar la reducción de las deudas como tu principal meta financiera. Para evaluar mejor este aspecto te recomendamos leer estos síntomas de sobreendeudamiento, publicados por Argentarium.com.
Cuando hayas respondido estas preguntas, siendo realista y sincero/a contigo mismo/a, estarás listo para diseñar tu presupuesto. Podrás definir metas asociadas a tu manejo financiero, como modificar comportamientos o patrones de conducta que te impiden tener mejores resultados. En un próximo post te presentaremos un ejemplo de cómo puedes armar tu presupuesto.