¿Qué es mejor, tener cuenta corriente o una cuenta de ahorro? ¿Existe alguna diferencia entre estos productos financieros? ¿Cuál es la que más conviene tener? Es probable que en alguna ocasión te hayas hecho alguna de estas preguntas. Sobre todo cuando vas a realizar transferencia de dinero a través de plataformas online, en las que es preciso especificar este dato.
Si bien ambos son instrumentos financieros utilizados para depositar ahorro y hacer diversas transacciones, tienen algunas diferencias y usos recomendados.
La cuenta de ahorro: sus características y ventajas
La cuenta de ahorro, como su nombre lo indica, es un instrumento que sirve para guardar dinero. Habitualmente genera un interés a tu favor cuando tus depósitos mínimos han permanecido en dicha cuenta durante al menos 30 días.
El uso de este tipo de cuenta está dirigida a todo público: estudiantes, trabajadores, mujeres, etc. Los instrumentos tangibles con los que se hacen las transacciones en cuentas de ahorro son las libretas de ahorro y las tarjetas de débito.
Esta cuenta, a diferencia de una corriente, no está asociada a una chequera, por lo que su costo de mantenimiento suele ser inferior. En otras palabras, pagas menos dinero en comisiones bancarias si usas una cuenta de ahorro.
La cuenta corriente y sus diferencias con la cuenta de ahorro
Las cuentas corrientes son instrumentos financieros creados, inicialmente, para facilitar las operaciones diarias de las empresas y algunos particulares que requieren realizar pagos de servicios, suplidores, nómina y otros rubros que pueden existir en una organización. A diferencia de una cuenta de ahorro, generalmente esta no genera intereses por el dinero depositado, puesto que son recursos a la vista y se espera que las empresas dispongan movimientos con elevada frecuencia.
Para realizar las operaciones de las cuentas corriente se suele utilizar la chequeras y las tarjetas de débito.
Entre sus ventajas podemos citar que permiten el uso de las chequeras, como hemos señalado previamente. En caso de sobregiro, le permiten al titular el acceso a líneas de crédito revolventes. Es decir, las entidades financieras pueden darles préstamos a las personas o empresas empresas para que realicen sus operaciones, las cuales se comprometen a depositar el monto prestado en un período determinado. Y este crédito es revolvente porque, tan pronto como lo devuelvan, lo pueden volver a utilizar hasta que la entidad financiera o la empresa decidan lo contrario.
La desventaja es que las cuentas corrientes suelen tener más cargos que una cuenta de ahorros.
En síntesis, las cuentas de ahorro y las cuentas corrientes son instrumentos de depósito con las cuales se puede transar el dinero. La cuenta de ahorro está pensada para diferentes públicos, mientras que las cuentas corrientes están más orientadas a empresas. Mientras que las cuentas de ahorro tienen pocos cargos por mantenimiento, las cuentas corrientes suelen ser más costosas. Ambas utilizan la tarjeta de débito, pero quien tiene cuenta corriente también puede valerse de chequeras. Importante es tener en cuenta que las cuentas de ahorro generan intereses sobre los saldos que se mantienen en la misma durante al menos 30 días. En cambio, las cuentas corrientes no brindan esta posibilidad.