Todos queremos ahorrar más y gastar menos, pero vaya paradoja: ahorrar se nos hace difícil y gastar nos parece tan fácil y espontáneo que siempre se nos termina yendo la mano.Y es que nuestro ambiente y nuestro instinto natural estimulan a consumir, sea por una necesidad primaria y natural o por el contexto social en que estamos, en respuesta a la presión colectiva y a agresivas estrategias de marketing.
En otras palabras, es de esperarse que ahorrar se nos complique, incluso cuando tenemos buenos ingresos, y gastar, en cambio sea tarea fácil y placentera. ¿Qué hacer? No podemos cambiar el sentido del marketing, pero sí nuestra respuesta. No podemos renunciar a ahorrar. Corresponde entender que el ahorro requiera de una disciplina, que debe ser planificado. Compartimos varias ideas que pueden ser de utilidad para avanzar en esta dirección:
Define para qué ahorras
Para muchos podría parecer un ejercicio tonto: dirán que ahorran porque hay que ahorrar, para lo que se presente. Pero podrían sorprenderse de lo poderosa que puede ser la práctica de identificar, con nombre y apellido, el destino o fin del ahorro. Nos permite determinar el plazo en que podríamos alcanzar nuestros objetivos y hasta distribuir adecuadamente el ahorro en distintas canastas, en caso de que ahorremos para más de un fin al mismo tiempo. Por supuesto, la primera canasta que debemos llenar es la de nuestro fondo de emergencia, que es el colchón que protegerá nuestras finanzas de cualquier golpe inesperado.
Ahorro constantemente, aunque sea poco
La constancia hace costumbre y, si logramos edificar la cultura del ahorro, tenemos la mitad del camino recorrido. No importa que sea modesto el ahorro que hacemos cada quincena o cada mes, siempre será mejor que nada. El solo hecho de crear el hábito es ganancia, puesto que nos permitirá aprovechar adecuadamente los tiempos de vaca gorda, que en algún momento van a llegar. Además, aunque sea lentamente, la canasta se terminará llenando y tu historia de éxito se irá construyendo. Incluso si el fondo es pequeño, en lo personal será altamente gratificante.
Fijar un monto o porcentaje de tu ingreso
También es recomendable que el monto o la proporción del ingreso que ahorramos sea fijo. Es parte del proceso de hacer disciplina. Para esto podría ser útil activar las opciones de ahorro automático, por ejemplo, transferencias electrónicas programadas hacia la cuenta de ahorros (en caso de que lo hagamos en una cuenta) o los descuentos automáticos (en caso de ahorrar en un plan de la empresa en que trabajas).
Elige la cesta ideal para ti
Cuando decimos cesta nos referimos a dónde guardas tu dinero. En el punto anterior mencionamos los ejemplos las cuentas de ahorro y los programas o planes diseñados por algunas empresas para promover el ahorro de su personal. Son solo algunos de los instrumentos que podemos usar. Este es un factor importante, que puede llegar a determinar buena parte del éxito que tendremos. Para elegirlo, debes conocerlo bien y conocerte a ti mismo/a. Por ejemplo, si piensas que no tienes suficiente autocontrol para no tocar el dinero que depositas en una cuenta de ahorro con tarjeta, considera la posibilidad de usar instrumentos a los que tengas un acceso más restringido, como una cuenta con libreta o un certificado a plazo fijo. Otra situación que podría darse es que coloques tu ahorro en una cuenta corriente, que tiene mayor costo de mantenimiento, cuando puedes tenerlo en un instrumento que te genera menor costo y mayor tasa de beneficio o interés. Siempre habrá una cesta que será la ideal para ti.
Una experiencia compartida
Cultivar el hábito del ahorro es una tarea que, típicamente, se asume en soledad. A diferencia del acto de gastar, el de ahorrar no está asociado a compartir experiencias en actos sociales con parientes y amigos. Pero esto puede ser diferente. Podemos compartir ideas y métodos de ahorro con personas cercanas y animarlas a plantearse proyectos concretos, en caso de que no los tengan. Asumir junto a otros un reto en materia de ahorro puede ser muy estimulante. Conocemos casos de experiencias de ahorro compartidas que han tenido muy buenos resultados, como el Argentarium Challenge.
Comenzar YA
Posiblemente el único que está verdaderamente preocupado por tu nivel de ahorro seas tú. Y, con suerte, algunos parientes o amigos que te quieren. ¿Qué esperas? Tu bolsillo es tu problema. ¿En serio piensas que tiene sentido esperar a enero del año próximo para empezar a ahorrar? Con frecuencia estamos procrastinando y, en finanzas, como en todo, el tiempo perdido, perdido está. Haz tuya esta frase que socializan los asesores en finanzas personales: ¡Ahorra o nunca!