Los préstamos de consolidación de deudas son un tipo de financiamiento que permiten “agrupar” varios créditos (tarjetas, deudas con prestamistas, extra límites de las tarjetas, entre otros) en uno solo. Es decir, son préstamos que tomamos para pagar otros compromisos que tenemos “regados” por ahí y que tienen un peso importante en nuestras finanzas.
La principal ventaja que suponen es la posibilidad de hacer frente a altos niveles de endeudamiento con una cuota única, y a una tasa inferior a la de los productos de créditos que se quieren cancelar, o al menos de algunos de ellos.
¿Cuándo hace sentido que consolides tus deudas?
Si el pago de deudas consume gran parte de tus ingresos mensuales
Al unificar tus deudas en un solo producto y extender el plazo para saldar, puedes tener cuotas mensuales por montos más reducidos. Esto desahogará un poco tu bolsillo y tendrás un mayor margen para cubrir otras necesidades económicas. Ojo: esto puede no ser necesario. En caso de que las cuotas que destinas a pagar deudas sean algo todavía sostenibles, lo recomendable es pagar lo más rápido posible. Si tus finanzas lo permiten, sigue destinando el mismo monto que apartabas para cubrir deudas antes de consolidar. Eso te ayudará a liberarte más rápidamente de los compromisos y a reducir el costo del préstamo, es decir, lo que pagas de interés. Ten en cuenta que a mayor plazo, mayor es el tiempo que pasas pagando intereses.
Cuando estás pagando un precio muy alto por el crédito
Significa que estás costeando tus deudas a un 60% de interés anual (con la tarjeta) o a un 240% (con el usurero del “módico 20% mensual”), un precio muy elevado que te está despojando de ingresos necesarios para tener una mejor calidad de vida y construir tu futuro. Si esta es tu situación, considera la consolidación de deudas como ese primer paso para encarar tu endeudamiento y tomar el control de tus finanzas.
Si los recortes no son tu solución
Hacer recortes en tus gastos cotidianos es una vía para lidiar con el alto nivel de endeudamiento. Por ejemplo, si sueles comer en la calle todos los días, podrías sacrificarte y llevar comida preparada a tu lugar de trabajo. También, podrías cancelar servicios que no son imprescindibles para vivir y dejar de frecuentar esos lugares donde el ambiente es fabuloso pero todo es caro. Si ya has cortado por todos los campos de tu presupuesto y no es suficiente para reducir tu déficit, consolidar podría ayudarte.
Cuando aún no has caído en mora
Si estás pagando mínimos a tus tarjetas y saldando tus cuotas de préstamos, aunque luego no te quede “ni para comprarte una menta”, todavía estás ante la posibilidad de obtener un préstamo de consolidación a una tasa de interés de mercado y sin necesidad de poner en garantía tu casa o vehículo.
En cambio, si ya los problemas están al punto de que presentas atrasos, se dificultará bastante acceder a un financiamiento para consolidar deudas en condiciones blandas para tu propósito (eliminar tu endeudamiento) y posiblemente necesites contar con bienes para poner en garantía.
Si ya has afectado tu historial, podrías tener acceso al crédito, pero el banco tendrá mayores exigencias.
No basta con consolidar
Antes de dar este primer paso para hacer frente a tu endeudamiento, lo recomendable es que te prepares para lo que supondrá todo el proceso: la consolidación de deudas no es la panacea a la mala administración del dinero a nivel personal. Es una alternativa para mitigar las consecuencias del elevado nivel de deuda.
Reflexiona. Analiza por qué has llegado al punto de tener que buscar un gran financiamiento para organizarte económicamente. Busca ayuda si por tí mismo no te consideras capaz de examinar lo que te ha llevado a estar donde te encuentras.
Presupuesta. Será clave tener organizados tus gastos si consigues el financiamiento para que el plan funcione. Procura saldar todos tus compromisos: usa el dinero desembolsado para lo que te fue proporcionado.
Sé cuidadoso. Procura y conserva tus cartas de saldo. Monitorea tu información crediticia para verificar que ciertamente han cancelado tus productos saldados y dedícate a construir tu fondo de emergencia, cuidar tu historial y score crediticio.
Usa efectivo. Un tip: manéjate con efectivo por un tiempo. De esta forma, serás más consciente de tus gastos y te controlarás mejor que si usas tarjetas de crédito y débito.
Recuerda siempre que las deudas son consecuencia de conductas y actitudes que hay que reprogramar para poder manejar sabiamente el dinero. Un préstamo de consolidación de deudas ciertamente te puede aligerar la carga. Sin embargo, lo más importante es lo que pasa después de que te lo aprueben y saldas esos productos que te causaban estragos. Si no hay un cambio conductual, de nada habrá servido la unificación de tus créditos.